¿Qué ver en Malta? 15 lugares que no te puedes perder

Si disfrutas de la historia y la arquitectura, encontrarás refugio en La Valleta, una de las ciudades fortificadas más antiguas del mundo y que se conserva en perfectas condiciones.

Sus calles empedradas son perfectas para perderse en ellas mientras dejas volar tu imaginación. En el interior de sus murallas encontrarás numerosas iglesias, jardines, parques, palacios y otros bellos monumentos históricos.

La Mdina es una ciudad medieval con mucho encanto y llena de bellos palacios, iglesias y monasterios del siglo XV. Y si eres un fan de juego de tronos, es probable que esta ciudad te enamore mucho más, ya que muchos de los rincones de esta encantadora ciudad salen en esta famosa serie.

Si te consideras un foodie, no dejes de visitar Marsaxlokk. Este bonito y pintoresco pueblo pesquero situado a tan solo 13 kilómetros al sur de La Valleta es uno de los lugares que te dejará sin palabras… probablemente porque tendrás la boca llena de alguno de los deliciosos manjares que podrás degustar en los restaurantes de la zona.

Además, en Marsaxlokk podrás ver los famosos luzzus, un tipo de embarcación tradicional maltesa que suele estar pintada en vivos colores como azul, verde, rojo y amarillo. Consejo: no te pierdas el mercado de los domingos, ¡un plan súper recomendado!

Rabat es un trocito de la cultura árabe situada justo a continuación de la Mdina. Rabat significa “suburbio” y en este pequeño barrio podrás visitar las pintorescas catacumbas de St. Paul y las de St. Agatha.

Sliema y St Julians son las dos ciudades principales de Malta, y las más turísticas. En ellas encontrarás de todo, desde grandes hoteles a afamadas discotecas, casinos, restaurantes y centros comerciales.

Estas dos ciudades son los lugares perfectos para disfrutar de unos días de sol y fiesta al más puro estilo maltés.

Incluso en un lugar tan turístico como Malta aún quedan rincones tranquilos que han pasado desapercibidos por las avalanchas de turistas. Y este es el caso de la paradisíaca y pequeña isla de Gozo. Aquí podrás bucear o hacer snorkel en sus aguas cristalinas y aletear entre acantilados, cuevas, bancos de peces y otras delicias submarinas.

La laguna Azul es una de las joyas más valoradas de Malta. La encontrarás en la isla de Comino, justo entre la isla de Malta y la de Gozo. Esta laguna es preciosa y apta para darse un chapuzón. Eso sí, a menos que vayas en temporada baja, es más que probable que tengas que compartir tu momento con cientos de turistas más.

Si te apetece pasar un día de campo, Buskett es el lugar indicado. Y es que en Malta, debido a su tipo de clima, no es fácil encontrar muchas zonas arboladas.

El bosque de Buskett fue plantado por la Orden de Malta y está lleno de caminos por lo que caminar y ver la fauna y flora local. Dentro del bosque también se encuentra el Palacio de Verdala, residencia de verano del presidente de Malta.

Los amantes de la arqueología no pueden perder la oportunidad de visitar los templos Hagar Qim, erigidos en el megalítico entre los años 3600 y 3200 a. C. Hagar Qim cuenta con un pequeño museo a la entrada donde podrás conocer más en profundidad detalle sobre la historia de este misterioso lugar y tal vez hallar alguna respuesta a lo que aún a día de hoy se preguntan los arqueólogos: ¿cómo es posible que los hombres de la Edad de Piedra levantarán muros de 5 metros y de más de 57 toneladas de peso? ¡Todo un misterio!

La piscina de San Pedro o St. Peter ‘s Pool es uno de los básicos de cualquier que visita Malta. Se trata de una piscina naturalmente excavada en la roca, apta para el baño y con escaleras habilitadas para facilitar la entrada y salida del agua. Además si eres de los que les gusta tirarse de sitios, St. Peter’s Pool cuenta con algunos puntos desde los que los más atrevidos podrán saltar.

No hay muchas zonas de sombra, así que no olvides la protección solar y llevar algo para cubrirte del sol.

Mosta es una iglesia muy bonita construida en 1833 inspirándose en el Panteón de Roma. Su cúpula es una de las más grandes de Europa y es visible desde muchos puntos diferentes de la isla de Malta.

La Gruta Azul toma su color del intenso azul de sus aguas y está situada muy cerca de la ciudad de Zurrieq. Si quieres verla por dentro, puedes hacer un tour en barco de 30 minutos, aunque asegúrate de ir un día con buena mar, porque si no las embarcaciones no saldrán.

Los acantilados de Dingli están un poco más al norte de la gruta azul y pueden verse de camino al bosque de Buskett. Estos acantilados se levantan a 250 metros sobre el mar y es por ello el punto más elevado de toda Malta. Las vistas son increíbles, en especial a la hora del atardecer.

La Torre Roja, también conocida como la Torre de Santa Águeda. Está en la localidad de Marfa y fue construida en el año 1649 con el fin de ser utilizada para vigilar y proteger la costa de los ataques de los piratas. Las vistas desde la torre son espectaculares, tanto del paisaje como de otros monumentos que podrás ver en la distancia: la torre de Santa María en la vecina isla de Comino, la torre de Lippija y la torre Blanca.

A parte de los famosos templos de Hagar Qim que mencionamos antes, Malta cuenta con otro varios hallazgos arqueológicos que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Todos datan de entre los siglos IV y III a.C. Como los templos de Tarxien, los de Mnajdra y los de Ggantija.

Malta es una isla con mucho que ofrecer y una de las mejores formas de no perderte nada es viviendo una temporada en la isla. Si te apetece vivir la experiencia de tu vida estudiando y trabajando en Malta, ¡escríbenos!

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